Quiroga luchó por una Argentina más justa y equilibrada, donde cada región tuviera las mismas oportunidades. Su figura representó la resistencia del interior ante el centralismo porteño, que concentraba las decisiones políticas y los recursos.
Más de dos siglos después, esa discusión sigue viva. Mientras Facundo peleaba por la autonomía provincial, hoy el país atraviesa una realidad distinta, con un Gobierno nacional que promueve políticas de fuerte centralismo. Las decisiones económicas y políticas del presidente Javier Milei parecen volver a poner el poder en el centro, dejando a las provincias libradas a su suerte y con menos apoyo para afrontar sus necesidades.
El legado de Quiroga invita a pensar cuánto de ese espíritu federal sigue vigente. En tiempos donde el interior vuelve a sentir el peso de la desigualdad, recordar al “Tigre de los Llanos” es también recordar que Argentina no se construye solo desde Buenos Aires, sino desde cada rincón del país.