Lejos de ser solo un espacio físico, el Hogar funciona como una gran familia. Su equipo de trabajo —enfermeros, cuidadores, profesionales y personal de apoyo— pone el cuerpo y el alma todos los días para acompañar a personas mayores en situaciones de vulnerabilidad. No se trata solo de tareas: se trata de escuchar, abrazar, sostener, charlar y estar presentes cuando la soledad golpea.
Cada día, cada gesto y cada palabra que brindan no solo cubren una necesidad, sino que construyen vínculos reales. Ahí está el valor: en la humanidad con la que trabajan y en el cariño que se nota en cada detalle.
En este aniversario, el aplauso es para ellos: las y los trabajadores que hacen que este lugar sea más que un hogar; lo convierten en un espacio lleno de vida, afecto y dignidad.
El compromiso sigue. Se siguen impulsando políticas públicas que garanticen derechos y promuevan el bienestar integral de quienes ya dieron tanto y hoy merecen todo.